domingo, 17 de febrero de 2013

Introyectos Maternales

Lo acepto. El deseo de ser madre puede deberse no solo a la necesidad biológica sino a los introyectos. Los introyectos son creencias que tomamos como propias pero que vienen de afuera. Y, sí, hay un introyecto muy arraigado en que las mujeres, debemos, casarnos, tener hijos y criarlos. Y desde la liberación femenina tenemos muchas libertades, libertades que agradezco profundamente, y también nuevos introyectos. Las mujeres de hoy debemos casarnos, tener hijos y criarlos Y ADEMÁS ser excelentes profesionales. Des-apegarnos de esos introyectos no creo que sea un tema de educación escolar como parte de la materia de educación sexual. No creo que unos introyectos sean mejores que otros y creo que la educación escolar da origen a muchos introyectos. El introyecto de que "debo trabajar duro para darle a mis hijos lo que yo no tuve" se me hace peligroso, porque confunde lo que los niños quieren con lo que los niños necesitan. Los niños no necesitan posesiones, necesitan presencia materna. En general los introyectos no me gustan. Porque considero que los humanos somos compasivos por naturaleza y no necesitamos que nos instalen las creencias sobre lo bueno y lo malo. Yo creo que la manera de que las niñas no crezcan con la creencia de que para ser exitosas en la vida deben ser madres, es necesario que descubran quienes son y qué quieren por encima de los introyectos. Y para esto, no necesitan que los adultos les den las opciones de lo que pueden ser y lo que no pueden ser, necesitan que los adultos los acepten como son, que se les permita SER, que no se les frustre su autenticidad.
Volviendo al tema de feminismos, por momentos pienso que exageré en mi reacción en mi publicación anterior. Y aclaro que para mi es una opción absolutamente respetable que una mujer decida no ser madre. Y no es tan respetable cuando una mujer decide ser madre para cumplir un requisito cultural. Y en eso concuerdo con Florence. En lo que no concuerdo es llamar involución a la tarea que hacen tantas mujeres al informar y luchar por una crianza más apegada. Estas mujeres quieren criar a sus hijos, amamantarlos prolongadamente, en algunos casos escolarizarlos ellas mismas o desescolarizarlos. Buscan no romper una exterogestación tan importante para nuestra especie, buscan disfrutar de su maternidad y que sus hijos tengan la oportunidad de crecer de manera desinstitucionalizada al menos sus primeros años de vida. Estas mujeres comparten sus experiencias con otras que por lo general tienen los mismos intereses. Estas mujeres leen mucho, están informadas sobre los estudios neurobiológicos que soportan sus acciones. Deben hacerlo porque tienen una sociedad que critica cada acción que toman. Y estas bellas mujeres, las que conozco, no están luchando para que esto sea una OBLIGACIÓN, ni para que todo el mundo haga lo mismo. Estas mujeres no están creando nuevos introyectos. Si los están creando, no es esa su intención. Estas mujeres, incluyéndome, queremos tener la opción de criar a nuestros hijos y no delegarlo a terceros, queremos que se deje de desinformar en procesos de parto y lactancia de manera que cada madre pueda tomar decisiones libremente.
Me parece que decir que se está obligando a las mujeres a la maternidad porque se informa de temas de lactancia y parto, o porque se solicita un postnatal prolongado o por exponer sus ideas sobre la maternidad, es como decir que al informar sobre las ventajas de la leche materna se está obligando a las madres a amamantar y se está maltratando a quien da biberón. Esto pasa, pasa mucho. Informar sobre los beneficios de la leche materna es con frecuencia tomado como afrenta a quien no pudo amamantar. Informar sobre los beneficios de una maternidad apegada y prolongada parece ser una afrenta al feminismo. Y esto es, en mi opinión, una manipulación de la información.

viernes, 15 de febrero de 2013

De feminismos varios...


Me incomoda porque yo no quiero separar mi “ser mujer” de mi “ser madre” o de mi “cualquier otro ser”. Me incomoda igual que si hoy me pidieran que separara a mi “ser razón” de mi “ser emoción” o de mi “ser cuerpo”. Porque en mi emoción, en mi cuerpo, en mi ser madre y en mi ser mujer, he encontrado verdades intrínsecas que van más allá de la razón, que van más allá de lo que me enseñaron como “la verdad”.
Me incomoda porque soy mucho más que la suma de mis partes. Me incomoda porque hay ciertos feminismos que proclaman la libertad en poder dejar a los niños en el jardín, que les den el tetero mientras yo me desarrollo profesionalmente y yo no encuentro libertad en ello.
Me incomoda porque renuncié a ese “ser profesional” en el momento en queun tirano profesional me puso a elegir entre “ser madre” y “ser profesional”. Mi conflicto laboral comenzó el día en que a un jefe le pareció que yo debía llegar 10 minutos antes y para mí lo que ello implicaba era dejar de acompañar a mis hijos mientras llegaba el bus del colegio. Y eso se volvió una lucha de poderes que afectó mi desempeño profesional que antes de ese incidente era casi impecable. Afortunadamente yo no necesitaba ese trabajo para vivir.
Yo quiero ser una, quiero ser yo, completa, no quiero dividirme, fragmentarme. Y mi “ser mujer” está ligado a mi “ser madre”. El embarazo, parto y lactancia fueron para mí etapas sexuales de mi “ser mujer”. Para mi fueron etapas de plenitud la mayor parte del tiempo. No fui, ni soy madre para realizarme a través de mis hijos. No soy mujer a través de ellos, no estoy renunciando a ser mujer por ellos, soy mujer junto a ellos. Soy mujer sexual, soy mujer esposa, soy mujer emocional, soy mujer racional, soy mujer instintiva, soy mujer plena, soy mujer madre y quizás seguiría siendo una mujer profesional si el sistema no pretendiera separarlo de mi ser completa.
Si esta columnista planteara distinto las cosas, planteara una maternidad consciente e informada, planteara una educación para la maternidad, sería distinto. Pero Florence propone separar a la mujer de la madre. Y trata de “pintarlo como” darle oportunidad a la mujer de no ser madre. Y no ve que esa ya es una opción en este país. Pero ella se molesta que una niña de 12 años quiera ser madre. Pues yo a mis 12 años ya sabía que quería ser madre algún día. Porque mi cuerpo me pedía ser madre y yo esperé hasta los 30 años para ser madre en el momento que me pareció más adecuado. Y esta debe ser la educación sexual. En cambio Florence confunde la biología de ser madre con adoctrinamiento cultural y propone un contra-adoctrinamiento que niegue la biología femenina. ¿Y en qué adoctrinamiento hay libertad? Florence dice “Volver a "la buena madre", aquella que tiene que esforzarse por darles todo a sus hijos: su tiempo, su leche y su energía.” ¿Y si lo deseo? ¿Y si soy consciente de mis instintos, del placer que me produce la oxitocina en mi cuerpo y puedo permitirme mi ser madre y disfrutarlo?
Florence habla de Elisabeth Badinter quien nos previene de “una involución silenciosa que se estaba gestando en toda Europa y que buscaba volver a ubicar la maternidad como núcleo duro e imprescindible del destino femenino”. No sé si Thomas se refiere a quienes nos consideramos madres conscientes, creo que nos confunde con quienes son madres porque “es lo que hay que hacer, casarse, tener hijos y cuidarlos”. Sé que Badinter sí. Badinter considera involución el hecho de que unas madres que han estudiado, que son cultas, que son “productivas para la sociedad” archiven sus prestigiosos diplomas para dedicarse uno, dos o muchos años a la crianza de sus hijos. Lo considera una afrenta a “la lucha de su generación”.
Lo triste de esa lucha es que algo les salió mal y ahora muchas mujeres que quieren ser madres no pueden elegir. Tienen que salir de su casa temprano en la mañana, transportarse a veces durante dos horas, trabajar de 8 a 5 (si tienen suerte), 2 horas de transporte de regreso a casa. Porque NO TIENEN OPCION, necesitan el dinero para mantenerse a ellas y a sus hijos. Y luego vienen personas como Florence o Badinter y me llaman sumisa porque ELIJO estar fuera del sistema. Y se me hace injusto, porque esclava me sentía en la oficina, donde un tirano me decía que no iba permitir que yo pusiera las reglas y llegar a la hora que quisiera. Aún si mi trabajo era impecable, lo importante era no sentir su autoridad amenazada. Y en cambio, amamantando a mis hijos, lo que Bardinter considera esclavitud, me sentía plena, libre, LIBRE. Nunca sentí mayor libertad que saliendo con mis hijos a cuestas, con una cartera normal en la que llevaba un cambiador y un par de pañales, sabiendo que todo lo que necesitaban era a mí. Y si, también hay madres para quienes la crianza es esclavitud, que se encierran por si el frío, por si el calor, por si la lluvia. Y lo hacen “por su propio bien” y luego se lo echan en cara al niño. Y no son estas a quien se refiere Badinter cuando habla de involución. Aunque quizás sea de las que habla Florence.
Florence y Badinter nos dicen que “la maternidad ya no es el factor determinante de la identidad femenina…” y “que no querer aceptar esto es ser ciego”.  Y yo no me considero ciega. Me considero informada a nivel intelectual. Me considero consciente como para escuchar a mi cuerpo y a mis emociones. Y me considero mujer y madre.

miércoles, 13 de febrero de 2013

¿Perdón?


Hoy me he encontrado con varias publicaciones sobre EL PERDÓN. La verdad es un concepto que me hace mucho ruido tal como se ha entendido culturalmente. Para mi el perdón es algo que hago yo, porque decido no cargar más con un resentimiento. Es un perdón libre y desinteresado, independiente de si el otro lo merece o no. No perdono para liberar al otro de su culpa, pues considero que esa culpa, si la siente, es responsabilidad del otro.
Tampoco comparto el "pedir perdón" tradicional. Si creo que he hecho daño a otros, me disculpo de corazón. No lo hago por complacer al otro o por obtener su aprobación o por ser buena. Es responsabilidad del otro decidir si quiere seguir cargando con su resentimiento o decidir que no puede hacerlo aún por el motivo que sea. El perdón como obligación, como deber, como bondad, definitivamente no tiene sentido para mi.
Además pienso que perdonar puede ser una manera de evadir la responsabilidad sobre lo que estoy sintiendo, de negar esas sombras que hay en mi, negar la rabia, el desengaño o la tristeza que siento en el contacto con el otro. Es una manera de evitar el conflicto, de no preguntarme que hay detrás de mi emoción. Puede ser también hacer responsable a otros de una emoción que es mía y que no quiero sentir.
Y me pregunto nuevamente: ¿Porqué me hace tanto ruido? ¿Porqué me molesto por lo que piensen los demás sobre el perdón? ¿Qué hay detrás de esa molestia?